La pandemia del COVID-19 cambió nuestra perspectiva sobre el mundo, incluyendo la forma en la que se desarrollaba la educación universitaria. Estudiantes de todo el mundo vieron como sus casas se convirtieron en escenarios de la nueva realidad de la educación virtual, alejándose de sus compañeros de clase y docentes, así como de las instalaciones de sus centros de estudios, para pasar a estar conectados mediante dispositivos electrónicos y celulares.
No obstante, luego de experimentar situaciones de estrés, ansiedad y aislamiento en los últimos dos años debido a la pandemia, los jóvenes vuelven a modificar su rutina para afrontar un nuevo desafío: retornar a clases de manera presencial.
Al respecto, conversamos con el Dr. Juan Sandoval Vílchez, director de la Escuela Profesional de Psicología, quien nos brindó algunas recomendaciones para evitar que retorno físico a las aulas pueda causar afectaciones en torno a la salud mental de los estudiantes.
P: ¿Cuáles serían las recomendaciones para aquellos estudiantes que puedan sentirse agobiados o angustiados con la transición de la virtualidad a la presencialidad?
R: Todo parte de las emociones, sea ansiedad o angustia, esto parte básicamente de las dificultades personales que puedan tener. En segundo lugar, esta lo que observan en el entorno inmediato, en casa.
Dependiendo de la de la causa que sea, la orientación más adecuada sería que los estudiantes se permitan expresar esas emociones, conversando con alguien de confianza.
De igual forma, los padres tienen que darse un tiempo adecuado para escucharlos, no criticarlos, sino tratar que esas preocupaciones sean canalizadas adecuadamente; que resalten mucho los puntos positivos que puedan tener, no solamente decirles: “Mira, estás ansioso, preocupado o te veo angustiado”, no, los puntos positivos que sean muy fáciles de identificar por los padres para que ellos se generen un poco más de confianza y ayudarles a desahogarse.
Si están muy ansiosos, una técnica básica para trabajarla es el ejercicio físico, y tratar también de identificar si esas emociones negativas están asociadas a pensamientos también distorsionados o negativos que le incrementen la angustia.
P: ¿Cómo nuestros estudiantes pueden afianzar su autoestima, la confianza y cómo es que el entorno también puede generar ese impacto positivo en un marco del retorno a clases presencia?
Con respecto a la autoestima, es un aspecto muy importante que trabajar, es la percepción y el amor que la persona tiene hacia sí mismo. La autoestima va a permitir que los jóvenes mantengan ese concepto adecuado de sí mismo, pero cuando no ocurre así, vamos a encontrar algunos alumnos que van a depender de su perfil de personalidad. Si alguien cree que no es capaz de hacer algo, entonces comienza su inseguridad, la cual podría hacer que realmente puedan abandonar o tener bajo rendimiento académico.
En ese sentido, como docentes podemos darnos cuenta ahora en la presencialidad, qué tipo de comportamientos puedan estar presentando. Hemos tenido dos años de pandemia, estaríamos hablando que están regresando a la presencia alumnos a partir del quinto ciclo hacia adelante, quienes vienen con un condicionamiento, pues probablemente en la virtualidad se les decía: “encienda su cámara y participe”, se intimidaban, o tal vez participar con 40 o 50 compañeros, les resulta difícil. En ese sentido, nosotros deberíamos tener en cuenta primero que está generando el tema de la autoestima baja.
Con respecto a los padres de familia, reforzar aspectos positivos de sus hijos, y con respecto a los docentes, tener buena carga empática para poder mejorar la interrelación, ya que personas con autoestima baja, aparte de la ansiedad que puedan tener, algunos tienden a somatizar. Hay estudiantes que puedan tener problemas de sobrepeso, de falta de apetito, problemas gástricos, problemas dérmicos, lo que podría significar que está somatizando, pero la causa principal estaría asociada básicamente al tema de su autopercepción, su autoconcepto, su autoestima.
P: ¿Cuáles serían las recomendaciones para que los estudiantes eviten una posible sobrecarga académica durante el retorno a la presencialidad, debido al incremento de actividades diarias (desplazamientos a la universidad, trabajos grupales, etc.)?
R: Sabemos que, en virtualidad, los alumnos han compartido su tiempo con las clases virtuales, el trabajo u otras actividades remotas, y el regresar a la presencialidad los pone en una disyuntiva, sobre si deben dejar de trabajar o adecuarse a un turno específico.
Entonces, encontramos que la orientación para los alumnos que regresen a la presencialidad y no sobrecargarse académicamente estaría asociado a planificar bien su forma de estudiar y a tener un buen método de estudio. Muchos tengan tal vez hábitos inadecuados, y dejan para última hora la entrega de los trabajos, que en psicología es la procrastinación. En este sentido, habría que tener en cuenta que deben reforzar mucho su metodología de estudio, para retornar progresivamente a lo que hacían antes de la pandemia.
P: ¿Qué tipo de prácticas positivas pueden implementar los docentes para desarrollar las habilidades socioemocionales de sus estudiantes?
La labor del docente sería agudizar su observación, para poder poner en práctica la empatía académica, esa capacidad para darnos cuenta cuando los alumnos pueden presentar alguna dificultad, y así tratar de interrelacionarnos adecuadamente a través de la atención, de la escucha activa que permita tomar confianza en la interacción.
No hay que olvidar que este “acogimiento” del docente va a permitir que el alumno pueda tener más de confianza, más de seguridad, estar motivado para sus clases, dándoles las pautas necesarias que permitan una buena interacción.